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Ser optimista

Ser optimista
El optimismo es un rasgo de personalidad que hace referencia a la capacidad de ver y vivir los acontecimientos de la vida de un modo positivo o lo que es lo mismo, ver la botella medio llena.

El optimismo, una actitud positiva para afrontar la vida

Esto no quiere decir ser ingenuos y pensar que la vida es de color rosa, no; esto quiere decir ser capaces de pensar que todo puede cambiar a mejor y que nada está perdido. Una actitud positiva ante los diferentes aspectos de nuestra vida nos ayuda a afrontarlos mejor y a encontrar soluciones constructivas, no destructivas. En este sentido, es importante ser conscientes de que no podemos encontrar la perfección, ya que esta no existe; simplemente, tenemos que buscar la mejor manera de vivir con todo aquello que nos sucede.

Claro que es mucho más fácil decir "no seré capaz", "esto no tiene solución", y no hacer nada; es mucho más fácil ser pesimista, quejarse y esperar que algo salga bien sin hacer nada para que las cosas salgan como deseamos, abandonar cuando a la primera no nos sale bien cualquier cosa. Todo esto es mucho más fácil, pero nadie ha dicho que conseguir lo mejor sea fácil.

Hay personas que son optimistas de forma natural, y hay otras que no; pero todos tenemos la capacidad de aprender, e intentar dar una visión diferente a aquello que nos rodea, una visión más positiva, también se puede aprender.

Iniciar el camino del optimismo

Para iniciarse en el camino del optimismo es importante tener en cuenta una serie de factores:

  • Que cuando en nuestra cabeza aparezcan los fantasmas del "no se puede o no seré capaz", frenemos el pensamiento y dejemos la mente en blanco.
  • Saber que nada es eterno, que todo pasa y tiene un final, también las situaciones críticas y difíciles.
  • Valorar todo lo positivo y bueno que hay en nuestra vida y en nosotros mismos (que seguro que son muchas cosas), incluso las pequeñas cosas, puesto que nuestro mundo también está hecho a base de pequeños detalles.
  • Darnos el derecho y el margen para equivocarnos. Nadie lo sabe todo de todo, y de los errores también se aprende y mucho.
  • Ser flexibles ante aquello que no está en consonancia con nuestra forma de pensar o de ser, aceptando las diferencias.
  • Ser capaces de ponernos en el lugar del otro.

Más optimismo, más salud

Todo esto nos puede ayudar a ver la vida de manera diferente, más positiva, verla como una botella medio llena, nunca medio vacía. Además, el optimismo es un camino de salud, ya que estudios científicos han comprobado que las personas optimistas padecen menos enfermedades, viven más años y también tienen unas relaciones sociales más saludables. Aunque sólo sea por esto, podríamos intentar ser más positivos, ¿qué os parece?

Mònica Garcia
Psicóloga del centro
Residencia Santa María del Tura