Consejos para cuidadores no profesionales. Gestionar los sentimientos negativos
Cuidar a una persona dependiente es algo gratificante, pero también puede resultar agotador. Supone un cambio radical en la vida del cuidador e implica asumir renuncias en diversos ámbitos (ocio, vida social, independencia, etc.) .
Cuando se cuida de un familiar, se pueden experimentar sentimientos contrapuestos. El cariño hacia la persona atendida y el orgullo de hacer lo correcto, en ocasiones, se mezclan con tristeza, culpa, ansiedad, inseguridad, autocompasión o incluso enfado.
Estos sentimientos generan un gran malestar en el cuidador y se pueden terminar trasladando a la persona dependiente.
No podemos cambiar nuestra realidad, pero sí la forma en que la afrontamos. Pararse a analizar los propios sentimientos es el primer paso para poder controlarlos.
No hay que sentirse culpable por los sentimientos negativos: se está afrontando una situación especialmente estresante y es normal vivirla con un cierto grado de ansiedad. No significa que se sea una mala persona o que se quiera menos a la persona dependiente.
Hay que ser consciente de que estos sentimientos provocan un malestar desproporcionado, no suelen corresponderse con la realidad objetiva y nos dificultan las tareas cotidianas. Por eso es importante combatirlos.
Cómo gestionar los sentimientos negativos:
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Identifícalos: qué sentimientos tienes y cuándo se producen.
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Acéptalos: evita la negación, no hay razón para ocultarlos.
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Exprésalos: hablar te aliviará, busca apoyo en amigos, familia o profesionales.
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Analízalos: comprende por qué te sientes así, aléjate de la situación para relativizarla.
Si ya has tenido una explosión:
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Habla con la persona perjudicada y pídele perdón
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Sé consciente de que nadie es perfecto, no te castigues
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Trata de descansar un poco: prioriza tus tareas y haz sólo lo más importante
Para más información:
La dimensión emocional de los cuidados. Guía básica para la gestión de los pensamientos erróneos, Cruz Roja Española